La cueva del Pindal se localiza en un espectacular entorno de acantilados que se desploman directamente sobre el mar Cantábrico. Se trata de una cavidad en forma de túnel, de unos 300 metros de longitud.
La cueva cobija una de las más bellas muestras del arte paleolítico de la región, formado por un discreto grupo de representaciones animalísticas, El motivo principal lo constituye el dúo del caballo o el bisonte y destacan, por la rareza de este tipo de manifestaciones en la Cornisa Cantábrica, las figuras de un pez y de un mamut. A estos temas se unen otros de carácter simbólico cuyas interpretaciones aún siguen siendo un desafío: puntuaciones, claviformes, bastoncillos, triángulos y un laciforme se intercalan en la composición.
En la ejecución de la obra del Pindal el hombre prehistórico se sirve de la pintura, predominantemente roja, y el grabado, técnicas que utiliza por separado o combina armoniosamente, en un estilo básicamente lineal. Estas manifestaciones de arte rupestre parietal se concentran a lo largo de la pared derecha de la cueva, agrupándose en varios conjuntos diferenciados de los que destaca el Panel Principal, que acoge la mayoría de las representaciones.
Cronología artística:
El Pindal sería realizado en distintos momentos magdalenienses, y probablemente más antiguos, a lo largo de un tiempo amplio entre hace 18.000 y 13.000 años.